Tarea 1-Tradición Vs. Modernidad: La Educación Física en el siglo XXI

Bienvenidos y bienvenidas a un mundo donde la tecnología se abre paso ante la tradición. Bienvenidos y bienvenidas a un mundo donde lo importante no es ir a un parque a jugar, sino tener una PSP. Bienvenidos y bienvenidas al siglo XXI.

Durante muchos años, salir a la calle, disfrutar con tus amigos y amigas o jugar al dominó una tarde entera era lo verdaderamente valioso. Sin embargo, el tiempo pasa y con él las corrientes y generaciones. Hoy en día, jugar a la tablet y pasarte toda la tarde de cara al ordenador son, lamentablemente, las aficiones más cotizadas. Los niños y niñas se conectan entre sí perdiendo la esencia del cara a cara, de divertirse con un simple balón o unas simples chapas. Esta realidad, tal y como he argumentado, se hace presente en la vida cotidiana, pero, ¿qué impacto ha generado sobre la educación y, concretamente, sobre la Educación Física?

El fútbol, el baloncesto, el tenis o el golf son deportes que están cobrando mucha vida durante el siglo que vivimos debido, fundamentalmente, a los medios de comunicación y a los videojuegos. No obstante, si le preguntásemos a un niño o una niña qué es el raspall o el juego de bote-bote, ¿sabrían explicarnos sus reglas? Os aseguro, tras mi experimento con el alumnado que trabajo, que la mayoría de ellos y ellas no. Este hecho debe ser el punto de partida para diseñar nuestras futuras propuestas educativas basadas en el binomio tradición-modernidad. Desde mi punto de vista, considero que "erradicar" los juegos modernos no es la solución a la realidad explicada ya que la escuela debe ser tanto el reflejo de la sociedad actual como la herramienta de cambio ante sus injusticias e iniquidades, y por ello, nos debemos adaptar al contexto en el que nos encontramos. Ambos tipos de juegos presentan ventajas e inconvenientes que debemos tener en cuenta para llevar a cabo sesiones de calidad, innovadoras y con un trasfondo altamente educativo.

                                  

            

En primer lugar, los juegos modernos, a partir de sus reglas y su distribución, impulsan el trabajo cooperativo, cognitivo y activo, al mismo tiempo que la competitividad. Respecto a este último valor hemos de buscar velar por una competición sana donde la finalidad de ganar no sea la meta principal, sino el disfrute y lo aprendido. En segundo lugar, los juegos tradicionales nos permiten tanto trasmitir formas de vida y culturas como el valor por lo inmaterial, por el placer natural de jugar, la educación no consumista. Asimismo, fomentan el desarrollo de destrezas motrices y actitudinales esenciales.

Tras la contextualización de los juegos y las actividades deportivas en la era que vivimos, me gustaría dar mi opinión como futura docente y enmarcar el tratamiento que les daré a cada uno de ellos en mi aula. Desde mi perspectiva, debemos encontrar el equilibrio entre lo tradicional y lo moderno, pero siempre buscando el mismo enfoque a trabajar: el humano. En base a ello, trataré de darle sentido a todo lo que proponga ya que, en muchas ocasiones, el problema se halla en la falta de significado que se le concede a las actividades. Por otro lado, mediante dinámicas atrayentes y adaptadas a los intereses de mi alumnado, les haré conscientes de que el aburrimiento no se relaciona con no poder jugar a la PSP o la tablet,  ya que existe una gran cantidad de juegos tradicionales y populares a su alcance para poder aprender y disfrutar desde otra óptica. "Este juego no me gusta" es una afirmación muy frecuente en las generaciones actuales. El problema reside en que la dinámica no es de su agrado por el simple hecho de que no la conocen y, por tanto, prefieren acudir al ordenador, a lo "seguro". Uno de mis retos como futura docente es darle la vuelta a este pensamiento mediante la concienciación de los beneficios que nos aporta la otra cara de la moneda: vivencias más intensas, felices y productivas. Del mismo modo, dotaré de motivación a mis sesiones haciendo partícipes a las familias como recurso de relevo generacional y trasladando el aula a un contexto al aire libre.

Finalmente, y en relación a la situación de alerta sanitaria que estamos viviendo, considero de relevancia aportar ideas de aplicación referentes a los juegos tradicionales. Como sabemos, dos de las medidas sanitarias establecidas son la distancia de seguridad y el evitar compartir material para frenar el contagio. En este punto, los juegos tradicionales nos aportan seguridad y facilidad para el cumplimento de lo regulado. Las chapas, la petanca o el sambori son dinámicas en las que el contacto entre el alumnado es mínimo y además pueden llevar cada uno su propio material. Como futuros y futuras docentes debemos creer en lo imposible, debemos apostar por una educación rica y sana y debemos superarnos. Una pandemia no es una desgracia, es un reto para hacernos más fuertes en nuestra vocación.